Yolanda Badía nació en Barcelona y reside en Banastás, en la comarca Hoya de Huesca, desde el 2001. Su padre era el antiguo panadero del pueblo y emigró a Cataluña después de la Guerra Civil; treinta años después quiso volver a su tierra. Yolanda permaneció en Barcelona y en cuanto pudo siguió sus pasos y retornó a esta localidad en la que viven 300 personas. Banastás es famoso por la carrasca de Becha, un árbol milenario que ha resistido sequías, guerras e incendios; y también por la iglesia que alberga el mayor número de vidrieras emplomadas de la zona.

Yolanda estudió Diseño en Barcelona y poco a poco fue dirigiendo sus estudios hacia el mundo del vidrio. Abrió su taller, Vitrales Huesca, en 1999 y en sus instalaciones crea y restaura todo tipo de vidrieras emplomadas para particulares, empresas, organismos oficiales y religiosos, y realiza objetos de decoración y joyería. En su tienda-taller pueden adquirirse desde gargantillas y collares realizados con la técnica Fusing y soplado con soplete a pequeños objetos de decoración elaborados por vitrofusión y con la técnica Tíffany.

Entre sus múltiples restauraciones destacan las del óculo de la Ascensión de la Catedral de Huesca; las vidrieras de la Subdelegación de Gobierno de Lérida; o la lámpara de la sala principal del Teatro Olimpia de Huesca. Ha trabajado en la Catedral de Gerona, en la Iglesia de Nazaret de Zaragoza, en la Iglesia Hermanos Franciscanos de Teruel, en el mercado de Barbastro y en bodegas, comercios y viviendas particulares.

Imparte talleres de técnica Tiffany y de mosaico, realiza demostraciones con soplete en centros culturales y ha organizado cursos para mujeres desempleadas del medio rural que incluyen tanto la restauración de las propias vidrieras y rosetones, hasta su instalación en ermitas e iglesias parroquiales de diferentes localidades. Otra de las iniciativas que ha puesto en marcha es Vidrio en la Escuela, un taller realizado con los alumnos de Educación Especial del IES Pirámide de Huesca.

Yolanda no se siente condicionada por el hecho de ser mujer y creadora en el medio rural. De hecho, al pueblo solo le ve ventajas: la paz, el entorno, la naturaleza, vivir sin reloj y la libertad de poder escaparse por los senderos de Banastás en cualquier momento. Se siente arropada y respaldada por la gente del entorno pero no por las instituciones.  A la hora de lanzarse a desarrollar un proyecto creativo en lo rural recomienda tirar hacia delante digan lo que digan y con ayudas o sin ellas.