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Viola Barth nació en Darmstadt, Alemania, y vive en Fuentes de Rubielos, en la comarca de Gúdar-Javalambre, desde 1997. Un pintoresco pueblo turolense en el que residen 120 personas. El lugar la eligió a ella y no a la inversa: sus paisajes, el clima, las piedras… Viola compagina la artesanía con las artes escénicas y la vida rural.
La suya ha sido una vida ligada al arte. A los seis años ya formaba parte de un grupo coral, a los trece comenzó con el ballet clásico y a los catorce con el teatro. Pasó diez años estudiando ballet, bailando y actuando, compaginándolo al mismo tiempo con formación en danzas medievales, jazz y claqué. Después llegaron el baile moderno, la danza del vientre y la contemporánea. Nunca ha dejado de formarse. Siempre subida a los escenarios.
Ha sido integrante y fundadora de Las Katalitikas, grupo de cabaret de Barcelona, y ha trabajado como actriz y figurante en películas y cortometrajes. Es el caso de Jamón, Jamón, del cineasta Bigas Luna; Las Sillas Vacías, de Pancho Almenara; y Los fusilamientos del 3 de mayo, el último trabajo del cineasta aragonés Carlos Saura rodado en Teruel durante el 2021.
En la actualidad forma parte de la compañía El Bureo Teatro, de Rubielos de Mora, con la que están preparando una versión de La cantante calva y un proyecto para FATEA, la Federación de Grupos de Teatro de Aragón, que verá la luz en octubre del 2021. Chasquibú es la otra compañía de teatro con la que trabaja y que ha llevado a escena La ley de la selva, una fábula pensada para público familiar.
Es actriz y bailarina pero también artesana. Estudió Bellas Artes en Alemania en la especialidad de Artes Textiles, después de formarse profesionalmente como bordadora a mano. Hila con rueca, tanto lana, como lino, que tiñe previamente con plantas; y utiliza diferentes técnicas, sobre todo ganchillo, para tejer tapices, alfombras y otros complementos textiles. También cursó la especialidad de Escultura en Barcelona.
Desde 2001 participa en mercados temáticos (medievales/ antiguos/ romanos) con un puesto didáctico de hilado de lana, y en mercadillos artesanales con su propia producción mezclando lo textil (lana y algodón) con otros materiales naturales como cañas, piedras y madera para producir bisutería y complementos varios. La máquina de coser no le es desconocida. La utiliza principalmente para confeccionar vestuarios.
Viola imparte talleres demostrativos de hilado, de ganchillo con trapillo, de tintura vegetal, y organiza actividades artísticas y de manualidades, aunque dice que en el pueblo los participantes potenciales son escasos. Dice que la temporalidad, la inaccesibilidad, la falta de distribución y la obligatoriedad de estar dada de alta para que reconozcan su actividad, aún sin tener apenas rendimiento, son factores que lastran el desarrollo de la artesanía. Se siente muy arropada por la gente del entorno y no así por las instituciones. Y a la hora de emprender en lo rural aconseja no subestimar la adaptación al medio.