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Sara Rodríguez nació en Barbastro y desde 2010 reside junto a su familia en Bandaliés, un pueblo de 50 habitantes perteneciente al término municipal de Loporzano, en la comarca de la Hoya de Huesca. Bandaliés es una pequeña localidad con grandes casas solariegas y una importante tradición alfarera. Antes de la Guerra Civil llegó a contar con 35 talleres. El Alfar de los Abió, con más de 500 años de oficio, todavía sigue funcionando. Ese vínculo con el barro se deja notar de manera simbólica en las chimeneas de algunas de sus casas que tienen un “puchero” colocado en lo alto.
Es peluquera de profesión, pero tuvo que dejar de ejercer porque muchos de los productos que utilizaba le producían alergia. Ahora se dedica a restaurar, reciclar y decorar todo tipo de muebles y objetos. Algunos de ellos, por encargo. Todos sus trabajos pueden verse en La Fábrica de SARAdas: Artesanía y Reciclaje, su página de Facebook. Utiliza esta red social como galería y como puerta de entrada a encargos y clientes.
Sara es hija de pintora. Su madre forma parte del grupo plástico La Pataquera por lo que siempre ha estado rodeada de artistas, pinturas y pinceles; yendo y viniendo de una exposición a otra. Ella eligió la restauración y las manualidades porque es un mundo más amplio que le permite mezclar infinidad de técnicas decorativas sobre distintos soportes y materiales: pirograbado, decapados, Decoupage, estarcidos, repujado de estaño... También trabaja con flores y plantas secas haciendo collages, libretas artesanales y decoración de velas; y con pasta de modelar, barro, cemento y escayola. Hace manualidades con alambre, grabados con estampación (carvados) y decora tejas y macetas.
Desde hace más de veinte años asiste a clases de restauración; primero lo hizo en Huesca capital y desde el 2010 asiste semanalmente a las clases que organiza la comarca de la Hoya en el propio pueblo, participando también en las exposiciones colectivas que organiza anualmente la comarca para dar a conocer los trabajos de las alumnas/os. Tres muestras hasta la fecha.
Como en el pueblo no hay tiendas recurre al reciclaje de materiales y a la imaginación para evitar tener que ir a comprar de propio a la ciudad, lo que conlleva una importante acumulación de materiales. Puede transformar un panal de abejas en una cajonera o convertir una vieja ventana en un joyero. A todo le sabe sacar partido.
Sara se siente condicionada por el hecho de ser mujer y creadora en el medio rural. Dice que la visibilidad es nula, que las mentes no son tan "modernas" y que no se confían a las mujeres según qué tareas. No tiene carnet de conducir y eso le limita a la hora de desplazarse a por materiales o de plantearse ofrecer cursos y talleres por la comarca. Tampoco puede impartirlos en su propio pueblo porque una vez a la semana acude otra profesora a Bandaliés, así que ese es otro hándicap al que tiene que enfrentarse. A la hora de iniciar una actividad artística o artesanal en el medio rural recomienda el uso de las redes sociales y la publicidad como medios para visibilizar el trabajo y evitar el aislamiento.



