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Pilar García es de Lituénigo, una localidad de 120 habitantes de la comarca de Tarazona y el Moncayo. Dice que su pueblo es precioso en cualquier época del año; pequeño y tranquilo, con gente de gran corazón y aire fresco montañoso que da la vida. Pese a haber vivido en multitud de lugares (Salamanca, Alemania, diferentes pueblos del Pirineo, Valencia, México, Ibiza, Inglaterra, Menorca…), no se plantea vivir su proyecto de vida en la ciudad. Su lugar está allí, en el campo.
Pilar cultiva, recolecta, extrae y formula remedios y cosmética natural. También hace estampación y tintes naturales, velas artesanales y objetos decorativos. Toda su producción está hecha a mano y en pequeños lotes. Su inspiración y materia prima siempre es la naturaleza, en especial las plantas: tanto silvestres, que ella misma recolecta, como las que cultiva de manera ecológica.
Su fascinación por las plantas y la sabiduría popular viene de lejos. Desde aquellos jarabes de zanahoria con miel que preparaba su abuela, las curas estacionales de su tía y de las historias que contaba el abuelo sobre los preparados que creaban en la rebotica de la farmacia. El resto llegó de manera autodidacta fruto de la observación, curiosidad, el deseo de re-aprender y de cambiar las cosas.
En 2009 Pilar empezó a producir sus primeros ungüentos, tinturas, jabones... y a experimentar con los tintes naturales. Lo hacía por afición pero también por convicción y por la necesidad de ofrecerse a sí misma otras alternativas de consumo y cuidado, frente a las del sistema consumista y agresivo imperante.
Aquellas primeras probatinas que compartía con familiares y amigas dieron paso, con el tiempo, a ofrecer esas creaciones también a otras personas. Así fue como empezó a participar en mercados y ferias artesanales.
Para Pilar la incertidumbre y la inestabilidad son las principales limitaciones que experimenta. Hasta la fecha, utiliza las redes sociales (Instagram, Facebook) y la plataforma Etsy, como canales de promoción y venta. Espera que dentro de poco le sea posible organizar algún encuentro para poder compartir en charlas y talleres esos conocimientos con personas que tienen curiosidad y fascinación por el mundo natural, por volver a conectar con todo ese conocimiento ancestral de las plantas que nos rodean, tanto a nivel comestible, como medicinal y artístico.
Ella, que está más volcada en el contacto comunitario y en estrechar vínculos, se siente condicionada como mujer y creadora del medio rural. No es ajena a esa sensación "de quedarse fuera" que experimentan quienes viven fuera de las ciudades; de tener que esforzarse el doble para participar en eventos y encontrar espacios y gente con intereses en común. Mayor esfuerzo, sí, pero también mayor apoyo y respaldo de la gente del entorno. E institucional. Pilar formó parte del Plan Retorno del Talento del IAJ. Un programa del Instituto Aragonés de la Juventud cuyo objetivo es facilitar la vuelta de jóvenes de hasta 35 años a sus respectivos territorios.



