Marta Castelló Llop creció entre las localidades rurales de Caspe y Nonaspe y Bot, en el Bajo Aragón. Conoció el mundo del espectáculo durante su infancia, de la mano de su familia, como partenaire de mago en los espectáculos de magia de su padre, el Mago Zapata quien se dedica profesionalmente a ello. En su juventud, recorrió plazas de toda España y del sur de Francia con espectáculos de magia y teatro de calle durante las temporadas de verano y los fines de semana. De esta forma, experimentó con nuevos recursos de calle desconocidos hasta entonces, como las grandes ilusiones en 360º.

Se formó en idiomas y letras hispanas en la Universidad de Salamanca, en la Universidad de Dublín DCU (Irlanda) y en la Universidad de Limoges (Francia). Durante ese tiempo, compaginó sus estudios con la formación teatral y el clown. A los 25 años, regresó a Caspe. Allí se instaló en una finca rural donde creó, en 2015, la empresa de animación y espectáculos El Políglota Teatro, con el objetivo de dinamizar los pueblos rurales de Aragón mediante el espectáculo teatral y de calle. 

Marta defiende que vivir del arte en los pueblos es posible. En su caso, dinamizar y llenar de cultura y opciones culturales el medio rural ha sido siempre el motor de su trabajo. Desde Caspe, una localidad de 10.000 habitantes, ha gestionado y programado todo tipo de actividades artísticas.

Allí, en el año 2012, fundó La Casa de las Burbujas Azules: un espacio dinamizador de la cultura en el territorio aragonés y  referente en espacios de espectáculos al aire libre.  Lo hace por medio de talleres regulares de clown y circo en su "Escuela de Circo", formaciones para adultos de clown, teatro y danza, ciclos de espectáculos como Mayo Payaso y Al Arte Libre... Desde 2015, La Casa de las Burbujas Azules lleva a cabo, junto a un equipo de voluntarios, el festival Wood Box Festival. Este evento, que se celebra a principios del mes de junio, busca visibilizar y reivindicar la figura del artista rural.

Para Marta, Caspe tiene una idiosincrasia peculiar: resalta la variedad multicultural y la apertura mental del municipio, razón de más para unificar y crear identidades a través del arte y la cultura. No obstante, también reconoce que sigue lejos de las propuestas y del alcance cultural de otras localidades más cercanas a las capitales. Y esa es la lucha de La Casa de las Burbujas: acercar la cultura de calidad y profesional a este medio rural.

Considera, además, que ser mujer, madre, compañera e hija es también un aprendizaje continúo y ve en el nacimiento de su proyecto otra creación, la de una familia junto a Alberto, Enzo y Lena.