María do Carmo Petiz nació en Portugal en 1962. Años más tarde, después de formar una familia y vivir en distintas ciudades, se trasladó a la comarca de la Ribagorza.

Vive cerca de Graus, en un pueblo de 20 habitantes que comenzó siendo su segunda residencia. Con el tiempo, y viendo que necesitaba espacio para sus telares y más disponibilidad para dedicarse a lo que mas le gusta: tejer y aprender diversas técnicas, decidió establecerse allí de manera permanente. De esta forma, cambió el rumbo de su vida para poder abrir su taller al público y divulgar unos conocimientos artesanos que considera que se están perdiendo, así como intercambiar saberes con otras personas. 

Para María, vivir en el pueblo es sinónimo de estar en conexión con la naturaleza. La tranquilidad, dice, va de la mano con la creación artística. Sin embargo, también encuentra dificultades, como la mala comunicación en cuanto a transportes o la falta de conexión digital. 

Forma parte del Gremi Artesà Tèxtil de Catalunya y continúa formándose en esta disciplina. Anteriormente, estudió en el Taller de Investigación y Divulgación de Técnicas de Producción Artesanal Saber Fazer, en Oporto (Portugal), junto a la profesora Guida Fonseca. Y, también ubicado en Portugal, en el Centro de Formación Profesional para el Artesanato y el Patrimonio artístico CEARTE, junto al profesor Fernando Rei de Tearte en la Aliança Artesanl en Vila Verde en el norte de Portugal. Ahora, investiga sobre el proceso tradicional completo de la lana, telares manuales, diferentes materiales sostenibles y el arte de teñir con tintes naturales. 

Ha expuesto su obra en la muestra de arte textil Hilaku, un proyecto residente en Harinera Zaragoza en el que participó con una obra tejida en telar de bajo lizo. Tejer es para ella un homenaje a su madre, quien también desempeñó esta actividad. 

A lo largo de su vida ha tenido varias profesiones. Fisioterapeuta de formación, también ha trabajado en artes gráficas, en una escuela taller con actividades artísticas, impartiendo yoga y cocina ayurvédica, vegetariana y japonesa. 

Su ilusión ahora es llevar una slow life, una vida sostenible en la naturaleza. Y su entorno ayuda: en el pequeño pueblo en el que vive todos colaboran y participan en las actividades que organizan los vecinos y vecinas. María do Carmo es una mujer feliz, que ha madurado, que sabe lo que quiere y a la que le gusta hacer felices a quienes están a su alrededor.