Elena Cantero es de Zaragoza y reside en Allepuz desde 2019, en la comarca del Maestrazgo. Una localidad con unos paisajes sorprendentes y en la que viven poco más de 70 personas. Ella es descendiente directa de Allepuz; sus abuelos y su madre tuvieron que abandonar el hogar por falta de oportunidades. La despoblación que vive la comarca, su apego al mundo rural y la búsqueda de otras formas de vivir fueron los motivos que le impulsaron a trasladarse allí.

Elena trabaja en la Hospedería de Allepuz y en el Ayuntamiento; y forma parte, como programadora y productora cultural, de la Asociación Cultural Escurzón de Allepuz, una entidad que busca fomentar la cultura y la vida social del pueblo y que está detrás del Festival contra la Despoblación que se celebra anualmente en la localidad. 

Es bailarina amateur de danza contemporánea y video documentalista. Estudió Realización Audiovisual en Zaragoza y después obtuvo el grado de Comunicación en la Universidad Internacional de La Rioja. Ha trabajado en varias productoras como editora y realizadora de video y ha realizado tres documentales: Making off Está en el Aire, sobre la banda musical Los Brodies; I am from Syria, sobre la situación de las personas refugiadas en un campo de refugiados de Grecia; y Pueblo que baila pueblo que está vivo, un documental sobre la despoblación que le encargó el propio ayuntamiento de Allepuz. 

La danza es una de sus grandes pasiones. El placer de bailar en sí mismo, la expresión artística del cuerpo y descubrir que no existen límites; que siempre se puede seguir avanzando. Estudió danza contemporánea en Zaragoza, en la Escuela de Ana Continente, y ha dado clases y talleres con otras profesionales. Vivió durante unos meses en Cuba, donde siguió formándose en danza mediante cursos y en la compañía Los Hijos del Director, en La Habana. Su relación con los escenarios ha sido ocasional y amateur. No se siente condicionada por el hecho de ser mujer y creadora en el medio rural, aunque sí que es cierto que le gustaría seguir formándose y no encuentra espacios o escuelas de danza en los alrededores. Ni siquiera en Teruel capital. 

Se siente apoyada por la gente del entorno y respaldada por las instituciones locales. En un futuro le gustaría sacar adelante un proyecto de comunicación social sobre cine que despierte la actitud crítica en niñas/os y adolescentes y organizar coloquios y actividades con adultos. También se plantea seguir formándose e impartir talleres y actividades de danza y movimiento para niñas/os. Como proyecto a medio plazo, espera poder crear en la zona un espacio para todo ello que también funcione como residencia artística, siendo lugar de creación de artistas de cualquier lugar y disciplina. Una iniciativa que llenaría de actividad el pueblo y una herramienta más de posible asentamiento de población.