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Pilar Esporrin nació en Ayerbe, en la comarca Hoya de Huesca, y vive a caballo entre esta localidad y Jaca, en donde tiene su estudio. Dice que el entorno de Ayerbe es privilegiado y que las asociaciones e instituciones de la zona se preocupan de que siempre haya actividades ricas e interesantes. Ayerbe tiene algo más de 1.000 habitantes.
Pilar empezó a dibujar en Sant Lluc y en el Real Círculo Artístico de Barcelona. Estudió Bellas Artes en Salamanca y se licenció en la Ciudad Condal. Y aunque ha vivido de manera itinerante en Ayerbe, en 2016 decidió establecerse en Jaca y abrir allí su estudio.
Compagina la pintura, con la realización de exposiciones (en galerías y espacios públicos) y la docencia, intercalando cursos de pintura al aire libre con clases en el taller. Una de las últimas actividades que ha dirigido son los Rural Sketchers, un encuentro semanal dirigido tanto a profesionales como aficionados que fomenta la observación y la práctica de la pintura realizada in situ, y que tuvo lugar en verano de 2021 en Ayerbe y alrededores.
Pilar está especialmente implicada e interesada en el desarrollo de la cultura en el medio rural y en reutilizar espacios a tal efecto. Forma parte del colectivo Aqui hay Arte 22800 y con dicho colectivo organizó en junio de 2021 la exposición Empezar de nuevo. Una muestra multidisciplinar y colectiva impulsada por ocho artistas de la zona que se instaló dentro de la Iglesia románica de San Salvador, en Nuevo. Algo muy poco habitual y a tener en cuenta: ceder el uso de una iglesia para otro tipo de cultos.
Dice que los males de su profesión son comunes al mundo de la cultura. Que a todas/os se nos llena la boca y los ojos con ella pero ni se legisla ni se apoya con la misma intensidad, ni pública ni privadamente. Y es tal la desprotección, que ha llegado a proponer poner cepillos como los de las iglesias para que la gente que cree en lo público y quiere aportar a la cultura, lo haga en la medida de sus posibilidades.
Pilar no se siente condicionada como mujer y creadora del medio rural. Critica la centralización de los eventos culturales en las ciudades y reconoce que el consumo cultural en los pueblos es menor, pero también lo es el precio de los alquileres. Los talleres son más baratos y espaciosos y la cercanía y el trato con posibles compradores no tiene punto de comparación. A la hora de establecerse en el medio rural, recomienda crear red de apoyo mutuo.