Elena Irazabal llegó a la comarca del Sobrarbe en 2006. Su trabajo como guarda de refugio de montaña le llevó a instalarse primero en Pineta y después en Puyarruego (a las puertas del Parque Nacional de Ordesa). Desde 2011 vive en Guaso, una localidad de 84 habitantes en la que desarrolla su profesión. 

Su amor por la naturaleza viene desde niña, cuando hacía montaña con su padre. Más tarde, practicó escalada durante 15 años.

Bajo el nombre de Dronda, imparte talleres, sesiones individuales y conciertos de sonido con cuencos de cuarzo y tibetanos, gongs, tambores y una maleta de recursos holísticos: desde registros Akashicos hasta artesanía con minerales, terapia floral o reiki. Trabaja sobre todo a nivel local, sintiéndose acompañada por la comunidad de la zona, pero también realiza sus servicios de forma online. Una de sus principales motivaciones, dice, es colaborar y fusionar su trabajo con otras profesionales de distintas corrientes artísticas.