Erica Urdeitx nació en Barcelona. A los doce años llegó a la provincia de Huesca y tras recorrer varias poblaciones se estableció en La Peña Estación con su familia, en la comarca Hoya de Huesca. La Peña pertenece al paraje natural de San Juan de la Peña y al municipio de Las Peñas de Riglos y tiene 40 habitantes.

El pueblo tiene panadería, bar y médico y se une con poblaciones limítrofes a través de varias vías frecuentadas por senderistas. A tres minutos en bici está Yeste. La mayoría de sus casas están deshabitadas, pero no todas. Allí se ubican Lacasia de la Música, el estudio de grabación del músico zaragozano Sergio Lacasia, y Casa Ger, una casa de turismo rural pensada para albergar a artistas, con espacios creativos y programación cultural.

Erica es artesana, una mezcla entre ebanista, carpintera y artista. Bajo la marca Creaciones La Luna, diseña, elabora y decora artículos de madera como cajas, buzones, tablas de cocina, marcos de fotos, o tapas de pías de la luz, entre muchos otros, apoyándose en las técnicas de acuarela y pirograbado.

También trabaja por encargo piezas muy concretas, personalizadas y a medida. Prueba de ello es la escenografía que ha elaborado para la nueva obra de teatro de la compañía MUGA. Una típica casa del Pirineo con puerta de madera de cuatro hojas, ventana, tejado y como no, la tradicional chaminera pirenaica.

Sus creaciones son básicamente de madera, de elementos orgánicos y materiales reciclados. En lo natural está la esencia, dice, y por eso procura darle una segunda vida a todo, reutilizando telas y botones, algodón, yute, sisal o madera. Sus trabajos son especiales y únicos: sillas con la base de un roble, cuadros pirograbados que escenifican la vida de alguien o rascadores de gatos con trozos de madera que el pantano trae a las orillas.

Erica tiene la sensación de que la artesanía ha dejado de tener el valor que tenía antaño. Es como si ya no se viese como una profesión y estuviese más ligada al ocio. Caso omiso. Ella apuesta por mantener un oficio complejo, un taller y una vida rural completa porque eso es lo que le llena. Lo suyo no es un medio, sino un modo de vida: una representación de cómo vive. Seguir adelante es un reto diario y le enorgullece ver sus piezas en manos de otra gente y que reconozcan su estilo y marca de antemano.

Suele montar puesto en ferias y mercados y utiliza las redes sociales como escaparate y como herramienta para llegar a nuevos públicos, porque en la zona hay poca gente. Está en constante formación y tiene en mente la ampliación de su taller para empezar a impartir cursos. Ademas, hace talleres tanto para adultos como para niños en diversas localidades y recientemente se ha iniciado en el mundo del tatuaje pasando a formar parte de su actual repertorio artístico y fuente de ingresos.

Dice que lo que le condiciona no es el medio rural, sino el ser mujer, porque todavía hay muchos estereotipos que vencer. Y aunque no siente apoyo por parte de las instituciones, sí que valora muy positivamente el respaldo de la gente del entorno y de las asociaciones de vecinos que cuentan con ella para participar en ferias artesanales y mercadillos, así como hacer diferentes talleres.