Este usuario aún no ha añadido información a su perfil.
Rocío Gil Mor nació en Teruel pero ha vivido en La Iglesuela del Cid, en la comarca del Maestrazgo, toda la vida. Un pequeño pueblo de montaña con construcciones de piedra seca, palacios renacentistas y edificios destacados como la Torre de los Nublos, último rastro de lo que fuera el antiguo castillo de los Templarios. Allí viven 420 personas.
Rocío quería quedarse en el pueblo y emprender un negocio uniendo su formación, Bellas Artes, con las necesidades de la zona. Y así fue como nació: Chuzos de Tinta, una empresa de serigrafía, encuadernación artesanal y diseño gráfico que puso en marcha en 2015 junto a su pareja. Dos apasionados del trabajo artesanal, de la creatividad y de las cosas bonitas.
Rocío y Ximo realizan todo el proceso de la serigrafía: el diseño, el insolado de las pantallas y la estampación a mano en diferentes soportes (textil, madera y papel), utilizando tintas al agua ecológicas. Además reciben encargos de encuadernación artesanal, desde álbumes y libros de firmas, a cartas de restaurantes, cajas y cuadernos, y desarrollan diseños propios inspirados en el medio rural que aplican en prendas y todo tipo de productos. Diseños con los que reivindican la cultura y la forma de vida de su pueblo y que pueden adquirirse en la tienda-taller que tienen en La Iglesuela del Cid. También imparten talleres de encuadernación artesanal.
Rocío no se siente condicionada como mujer y creadora del medio rural, ni cree que en la ciudad tendría mayores oportunidades de desarrollo. Todo lo contrario, porque en el pueblo la competencia es menor y el trato es más cercano y personalizado, y eso se valora más y les sirve para diferenciarse. Además con las redes sociales rompen el aislamiento y pueden llegar a cualquier lado. El principal hándicap, dice, es el transporte porque el material no siempre llega tan rápido como le gustaría. Otro punto crítico: que el trabajo artesano no se valora como debería.