Ana Mota nació en Zaragoza y vive en Vera de Moncayo desde el verano de 2020, aunque en la comarca de Tarazona y el Moncayo lleva residiendo desde el 2018. Se instaló allí con su familia porque quería criar a su hijo en un entorno rural y también para su propio desarrollo personal y mejora de calidad de vida para toda la familia. De Vera destaca el precioso entorno, en las faldas de Moncayo, y su cercanía a importantes joyas naturales y arquitectónicas como el Monasterio de Veruela o el Parque Natural de Moncayo. Vera tiene 300 personas empadronadas pero durante todo el año lo habitan alrededor de 150.

Ana trabaja en el sector de las Artes Gráficas. Es diseñadora gráfica, con más de treinta años de experiencia. Entre sus competencias están la maquetación y producción editorial de libros y publicaciones, el branding, publicidad, cartelería, la corrección ortotipográfica y de estilo de  textos, la encuadernación artesanal… Su alter ego es Ana Maketa. Se declara amante del papel en todas sus formas y le fascinan la tipografía, la ilustración y jugar con la composición y el color en su trabajo.

Fue a través de un programa de Artes Gráficas para jóvenes que recibió en Zaragoza, cuando entró en contacto con ella por primera vez. Debió  ser amor a primera vista, porque desde entonces no se ha separado de ella y siempre en constante formación; ha trabajando como compositora gráfica, ha sido responsable de  preimpresión en una imprenta, ilustradora web para formaciones online, programadora informática... Más tarde creó y formó parte, durante diecisiete años, de su propia cooperativa en Zaragoza: Base Digital. Actualmente es trabajadora autónoma y va por libre, pero siempre colaborando y haciendo equipo con otras personas que complementan y acompañan en sus proyectos en el camino laboral.

Dice que los aspectos más positivos de su trabajo son la versatilidad y movilidad geográfica que tiene y la libertad de explotar al máximo su creatividad, para poder crear un lenguaje visual personal a través de sus creaciones. Reconoce que es difícil darse a conocer y encontrar clientes con una actividad tan técnica en el entorno rural, pero poco a poco en la comarca se le está conociendo y le llegan encargos.

Ha trabajado en casa, en locales a pie de calle y en varios coworking. Vuelve a trabajar en casa, cómodamente, lo facilita una casa más grande y haber podido crear un espacio propio. Cada vez es más fácil trabajar desde entornos rurales y sueña con tener un coworking rural y compartir espacio con más gente.

Piensa que la mujer y la creación en el medio rural está condicionada por el género. Cree que las actividades que han ido desarrollando las mujeres en el entorno rural, a lo largo de los años, han sido de puertas para adentro, actividades "invisibles" como el cuidado del hogar y la familia; labores de aprovechamiento, reutilización, reciclaje, artesanía y que, aunque hayan sido actividades creativas y en todos los casos creativas, imaginativas y resolutivas para grandes problemas económicos, tanto familiares como comunitarios, no se les ha dado el valor que merecen ni, en su caso, se han considerado como arte o como un trabajo que pudiera remunerarse. También cree que eso está cambiando y que cada vez es más fácil encontrar mujeres emprendedoras en el entorno rural que están haciendo de sus virtudes, saberes y competencias un medio para ganarse la vida. Opina que vivir en el mundo rural y trabajar de puertas hacia dentro es todo un reto y hay que visibilizarse sin miedo.

Le encantaría impartir talleres, charlas, compartir sus saberes. Quiere mostrar lo que hace, que le conozcan y saber qué puede aportar o enseñar a la comunidad, al entorno, y viceversa.

Ana forma parte de REAS Aragón, Mercado Social de Aragón, La Era Rural, Zaragoza Activa, Cierzo Activo, Coop57 Aragón y Asociación Vera&Veruela. Por eso no sorprende que a la hora de lanzarse a desarrollar una actividad creativa en lo rural, recomiende la posibilidad de tener una buena gestión de redes sociales o tener un local público y abierto, accesible a la gente, para tener una ventana (sea virtual o física) y que te vean, que sirva para crear red, sinergias, coworking, etc., para, entre muchas otras cosas positivas, poder andar el camino en compañía, porque se hace más ameno.